Por amor a la Atención Temprana

La historia a veces se acelera, y otras se frena, para saltar después sin previo aviso. En nuestra breve biografía, no siempre vivimos estos cambios. Algunos recorren tramos de historia plácida y otros, turbulentos. Para nosotros, son más emocionantes los periodos de transición. Son tiempos de oportunidades, de mejora. Son los momentos en los que el hombre avanza en la historia. Desde hace unos años, la atención temprana está empezando a interrogarse a sí misma. Eso es bueno. La ciencia avanza cuando alguien pregunta, cuando surge la duda y el dogma se quiebra. El periodo de confinamiento ha puesto en evidencia la bondad de algunas prácticas y ha movido en breve tiempo los cimientos de una disciplina que necesitaba una reflexión. Se ha acelerado la historia.

Que las aguas se están agitando se evidencia en la visceralidad de comentarios, en la reacción a la acción del otro, en la búsqueda de aliados. Entendemos que esto es bueno, muy bueno, para el progreso. Pero pensamos qué hay que guardar las formas; las buenas maneras deben prevalecer en un debate constructivo.  Se habla de tocar o no tocar al niño, de trabajar en el entorno natural o en un entorno enriquecido; de rol profesional; de actitudes ante el proceso; de valorar habilidades o capacidades. Se habla de calificar o describir… cuánta ciencia hay ahí. Hemos de reconocerla, recogerla y ayudarla en su desarrollo, para después aplicarla.

El hombre ama su mundo. Ama a las personas. Ama dónde está, y ama lo que hace. El jardinero ama sus rosas; el abogado la ley; el ingeniero sus puentes, … y nosotros a la atención temprana. Y teniendo un fin común, hemos de encontrar caminos paralelos que, sin cruzarse, nos ayuden a explorar mayor terreno. Sin duplicidades, sin entorpecernos.

La pregunta adecuada es la base del progreso. Nos preguntamos si pueden convivir

diversos modelos en nuestra disciplina, o si es necesario encontrar un mínimo común denominador arropado por variantes. Nos gustaría saber si somos capaces de hablar después de oír; si podremos trabajar en común con pasión, pero con respeto, entendiendo el respeto profundamente, con ánimo de edificar y estando dispuestos a rectificar. Las sociedades científicas de finales de los siglos XVIII y XIX, reflejan a nuestro entender el mejor espíritu de la ciencia: cuando el conocimiento generaba debate, acalorado pero cortés. Cuando se aceptaba la razón como árbitro último y se oía al oponente.

Creemos que estamos en un momento similar. Un momento emocionante. Una suerte. Con el campo abierto, con territorio por explorar. Nos necesitamos. GAT, universidades, AEIPI, asociaciones, profesionales, familias, centros de atención temprana, administración. Todos. El debate es el foro por excelencia que te obliga a posicionarte y buscar razones para defender tu postura. Esa argumentación concluirá con el fortalecimiento de tu idea o su desestimación. No lo tomemos como algo personal. El argumento, la lógica, la evidencia, son el fiel de la balanza. Explorar caminos que no conducen a nada ya es útil para no volverlos a tomar. No habrá persona vencedora ni vencida, ninguna organización ganará. Solo la ciencia.

Proponemos una mesa de trabajo por la atención temprana, honesta, neutral.  Basada en el amor a la atención temprana y fundamentada en el consenso y la razón. Un espacio abierto a la investigación y, desde luego, a la creatividad y la innovación. Articulada como herramienta de generación de conocimiento fundamentada en redes de colaboración y uso compartido de saber y buenas prácticas. Se trata de crear un centro de pensamiento que salga al encuentro de una realidad múltiple y compleja, con una actitud abierta ante el conocimiento y sensible en el análisis. Con un perfil de corte humanista y científico. Concebido como un organismo autónomo, independiente, pluralista, con capacidad crítica, que contribuya a mayor racionalidad en el debate.

“Pretendemos un conocimiento para la acción, y para la definición de políticas públicas”

 

Apasionante. Amigos.

Curra y Pedro

Se nos ha hecho mayor

Se nos ha hecho mayor.

Nuestro programa de software, nuestra base de datos, ha crecido, es más autónoma, más capaz. Y quiere conocer otros mundos, ver otras organizaciones, conocer otros procesos.

Ya no tiene suficiente con la entrevista en rutinas, los PIAF, los informes y las matrices.

Ahora quiere desarrollar un sistema de turnos y rotación de personal, gestionar viviendas inclusivas y unidades de día. Quiere incorporar el apoyo activo, la inclusión plena y la autogestión.

Se nos ha hecho mayor.

Ya no quiere que la llamemos Entorno Sidi. Ahora es más alta, más grande con más recursos y nuevos profesionales. Se ha constituido en empresa y nos pide que la llamemos “Pangea”.

Le hemos dicho que sí. Que crezca, que aspire a más, que indague y curiosee otros mundos y funcionalidades, pero que no olvide sus orígenes.

Que recuerde siempre que debe ser útil a quien la emplea. Versátil, flexible e innovadora. Que esté alerta a la evolución del conocimiento para adaptarse a las nuevas necesidades. Que actúe con respeto hacia el hombre, que sea amable, que permita la improvisación y controle la calidad. Que facilite el trabajo, impulse la creatividad, facilite los procesos y nos ahorre tiempo.

Que sea agradecida y recuerde a sus mentores y maestros: las entidades de Valencia, Granada, Málaga y Tenerife que han acompañado su desarrollo, soportado sus primeros tropiezos y apostado por su futuro.

La vemos avanzar con confianza y buen paso. Haciendo camino donde no lo hay.

Pangea se nos ha hecho mayor.

… ¡Y más allá!

Cuando algunos profesionales de Equipo Sidi empezamos a trabajar en atención temprana a finales de los años 80 (sí, ¡del siglo pasado!) nos encerrábamos en una habitación mientras la familia esperaba fuera, en una sala. De lo que dentro ocurría solo respondía la buena fe del profesional.

En los noventa llegaron las cámaras de Gesell y la familia, como en un teatro, asistía a la función. Incluso las cámaras más modernas, tenían unos botones de colores con lucecitas que se iluminaban para que el terapeuta explicara la acción (roja), que la repitiera (amarilla), o para decir que se había entendido (verde).

A pesar de lo que hoy nos pueda parecer, tenía su lado positivo. El entorno condiciona el pensamiento, y esto nos hacía ser más respetuosos con el niño, con nuestro trabajo, con la familia. Todo lo que hacíamos podía ser visto. Ganamos en profesionalidad.

En la primera década de este siglo, empezamos a incluir a la familia en la sesión. Como todo cambio, costó adaptarse a una comunicación permanente, a una nueva forma de participación. Y aunque seguíamos dirigiendo, estábamos más cerca de la familia.

En 2014 Equipo Sidi inició una transformación que aún no ha terminado. El profesional cambia su rol y es “parte” del proceso de atención temprana, en el entorno familiar, en terreno ajeno. Armado solo con su conocimiento y experiencia. Sin ventaja.

… Y fuimos un poco más allá.

Ahora hemos desarrollado una plataforma de comunicación, Entorno Sidi, que permite a la familia, desde su móvil, ver el expediente de su hijo, las consultas colaborativas, la entrevista en rutinas, los informes, las reuniones con el cole, escribir en la matriz de trabajo y opinar. Como en una cámara de Gesell del siglo XXI, la familia ve y lee lo que escribimos.

Eso nos ha obligado a ser aún más respetuosos, a cuidar nuestras palabras. Y las palabras, como el entorno, condicionan el pensamiento. Ganamos en dignidad.

¿Y para el 2020? Pasión por nuestro trabajo. Curiosidad por el futuro.

Grupos de transición

Equipo Sidi ha puesto en marcha una iniciativa relacionada con las habilidades de los niños para la interacción y la relación con los demás.

A partir de cierta edad, el control sobre el entorno pasa, de estar casi exclusivamente centrado en los adultos (en los padres y en los profesores), a tomar paulatinamente protagonismo el propio niño; hasta que llega un momento, lógicamente ya en la vida adulta, en la que somos independientes del control por parte de esas personas relevantes o, al menos tenemos alta capacidad de ejercer nuestra independencia y nuestra autonomía.

Desde hace algún tiempo pensamos que, desde el punto de vista de las prácticas centradas en la familia, la capacitación de las personas del entorno del niño (sus padres, sus profesores) supone un elemento fundamental y altamente eficaz para la adquisición de destrezas en el entorno natural y las necesarias habilidades adaptativas. Pero necesitábamos un recurso más, que permitiera unir ambos tipos de apoyo.

A partir de aquí, y tras un proceso de reflexión durante la formación que tuvimos con Marlene Horna hace unas semanas, intentamos unir lo mejor de las dos perspectivas. Lo que proponemos es la constitución de unos grupos de transición para el desarrollo de habilidades para la interacción y la comunicación social. Descrito brevemente consiste en lo siguiente:

En primer lugar, reunimos por una parte a un pequeño grupo de niños  y por otro lado a los padres de esos mismos niños. Se proponen una serie de objetivos a desarrollar, en un plazo determinado, relacionados con las habilidades para la interacción en el entorno (por ejemplo: cómo asistir a un cumpleaños, pasear por la calle, jugar con otros, hacer una merienda en casa, etc.). Propondremos herramientas tanto a los padres, como a los niños. Paralelamente, cada niño de ese grupo, tiene que incorporar al mismo a un miembro de su entorno natural, ya sea un amigo, un compañero de clase, un primo o un vecino. Se trata de incluir a alguien que posteriormente ayude a consolidar ese grupo o esa habilidad en un entorno social natural.

En segundo lugar, cuando el objetivo está suficientemente entrenado en ese entorno artificial, pasamos a ponerlo en práctica en el entorno natural con la participación del profesional de referencia.

Por último, cuando esta fase se considera conseguida, procedemos a repetir la puesta en práctica de ese objetivo, pero ya sin el profesional de referencia. A partir de ese momento, ese grupo o esa habilidad, será practicada por padres y niños en su día a día. Como una habilidad ya adquirida.

De este modo podemos hacer más fácil la transición de un entorno artificial a un entorno natural donde esas habilidades pueden desarrollarse de manera más funcional.

Estamos muy ilusionados con este nuevo proyecto. Pensamos que complementa de forma muy eficaz nuestro trabajo con los niños y sus familias.

Queremos desarrollar igualmente el proyecto en el entorno escolar.

Verano en Sidi

Las familias de Sidi están tranquilas. Muy tranquilas. Lo dicen ellas y lo notan los profesionales. Se acerca el verano y una pausa en el acompañamiento desde Sidi. Y lo viven como algo natural. Saben cómo apoyar a su hijo en casa, cada semana, cada momento; cómo regular el entorno, cómo adaptar las rutinas. Lo hacen todo el año. Y el verano solo es una época más, que se compone de otras semanas, de otros momentos.

Caminar por la playa mejora la coordinación; hacer castillos de arena, la motricidad; y comer con papá y mamá ayuda a practicar la emoción de felicidad. Solo hay que estar en manos de expertos. Y los padres lo son. En su hijo. Son oportunidades de aprendizaje irreproducibles en otros contextos, ¿o acaso aprendo mejor comiendo en un entorno artificial?  Porque no es lo mismo ser espectadores en una obra de teatro que sus protagonistas.

Estos días vemos en la prensa a familias reclamando apoyo durante el verano. No quieren descanso vacacional, ¡sus hijos no pueden parar! Y es cierto. El desarrollo no se detiene por el mes en curso. Se para porque son dependientes del profesional.

Las familias deben ser  fuertes,  capaces, independientes. Ellas acompañan el desarrollo de sus hijos mejor que nadie. Con el profesional, pero no solo con él.

A los profesionales nos gustan las evidencias. Las procedentes de la investigación y las evidencias prácticas. Aspiramos a que las familias sean suficientes,  y confiadas en el apoyo a sus hijos. La ciencia nos dice que las prácticas centradas en la familia son buenas. Y comentarios como los de nuestras familias, tranquilas, seguras, nos proporcionan la evidencia de que estamos en el buen camino.

Nuestra compañera Sandra nos envía esta reflexión:

“Mis familias me enseñan cada día. Me dan lecciones de vida. Me hacen madurar y ser mejor persona. Mis familias me enseñan que caerse está permitido, pero que levantarse es obligado. Mis familias son luchadoras, se crecen ante la dificultad. A veces lloran, se desesperan, pierden la paciencia, pero una y otra vez la vuelven a encontrar. Ellos aprenden cada día. Mis familias son grandes, te obligan a mejorar. Se cuestionan y cuestionan esta sociedad. Mis familias me hacen sentir orgullo ajeno, me aportan felicidad. Me hacen querer seguir siempre en esto. Y siempre querer avanzar. Juntos somos un equipo… siempre adelante y siempre a por más”.

No es fácil convertirse en actores secundarios. Intentamos  ser prescindibles. Los profesionales de Sidi ofrecemos nuestros conocimientos a las familias, nuestras prácticas, la experiencia acumulada,… y nos retiramos. Con la conciencia tranquila, con el corazón partío.

¡Feliz Verano!

No basta con hacer un curso

No basta con hacer un curso. No es suficiente con saber manejar una herramienta. Ni aunque sea la entrevista en rutinas. Las Prácticas Centradas en la Familia son mucho más.

Es una actitud. Ante la familia, ante el niño, ante la discapacidad, la normalidad y la necesidad de apoyo.

Es un lenguaje. Son palabras diferentes que liberan y encauzan pensamientos.

Es un nuevo rol profesional. Es una organización del trabajo. Un cambio en las tareas. Una redefinición del puesto.

Es una ubicación en el espacio. Flexible. Al aire libre. Mutante como cambiantes son las familias y sus circunstancias.

Es ciencia aplicada, respaldada por evidencia científica y evidencia práctica.

Es un enfoque. Una mirada que abarca diferentes estrategias y propuestas.

Y es también un cuerpo de recursos, de herramientas diseñadas para hacer prácticas unas teorías bien contrastadas. Como la entrevista en rutinas, el ecomapa o el piaf.

Que no nos diga cualquiera que hace Prácticas Centradas en la Familia. No basta con decir que se hace. Hay que hacerlo.

La ciencia avanza a saltos. Alguien propone una estrategia, un camino; la ciencia mira; otros se interesan e imitan y algunos pioneros empiezan a aplicar. El resto rechaza. Al cabo de un tiempo, el grupo de pioneros se incrementa hasta que dejan de serlo y, repentinamente, al llegar a un número crítico, los opositores empiezan a virar su criterio y se apuntan a la novedad. Es el momento peligroso en el que cualquiera se atribuye el conocimiento.  Por la novedad. Con la prisa. Bajo sospecha.

La habilidad de aplicar Prácticas Centradas en la Familia no se adquiere en una formación puntual. La transición es lenta, aunque inexorable.

En Equipo Sidi admitimos como referente actual en España a La Alquería, a AEIPI y al grupo “Centradas” del Master de Plena Inclusión-UAM. Los demás nos estamos aproximando. Pero solo eso.

Pensamos que ha llegado el momento de establecer unos criterios de mínimos para considerar que alguien hace o se esfuerza en hacer PCF.  Y desde aquí lo proponemos. No con pedantería. Pero si con firmeza. Necesitamos que los que ahora son pioneros, ayuden a marcar el camino, para que los demás, acomodemos el paso. Para preservar la esencia de nuestra propuesta. Aunque después la cambiemos.

Hemos dicho de mínimos. Porque en Sidi somos críticos, inquietos. Y no podemos evitar meter nuestra opinión y matices en todo lo que se mueve. Pero no todo vale.

Pedro y Curra, Equipo Sidi.

Oír sin emitir juicio

Cuando conversamos, cuando escuchamos a alguien, solemos tener la respuesta preparada antes de que el interlocutor termine la frase. Ya sabemos lo que vamos a contestar cuando todavía está hablando. Y eso nos impide valorar sus argumentos. Es lo que se conoce como pre-juicio, o juicio previo. Sin suficiente criterio, porque no lo estamos oyendo.

Darío es psicólogo y nos está enseñando a contener nuestro juicio. Y también a permanecer en silencio. A permitir que en la conversación se produzcan silencios sin tener que rellenar los huecos. No pasa nada si estamos en silencio ante otra persona. No hay que emitir palabras continuamente. El silencio hace más reposada la relación, permite ordenar ideas, dar la palabra al otro.

Darío sabe mucho sobre cómo mejorar la relación entre el profesional y la familia. Durante tres meses va a formar a todos los profesionales de Sidi para que sepamos cómo compartir y dialogar,  y no solo hablar con los demás.

Nos está enseñando a no imponer nuestro criterio o nuestra opinión, sino a construirlo junto al criterio del otro. El cambio se produce cuando la decisión la toma uno mismo a partir de  la reflexión personal. No por imposición. Estamos aprendiendo a construir un nuevo criterio a partir de la confluencia de ideas con el otro. Por eso ahora preguntamos tanto: “¿Y tú como lo ves?, ¿Qué te parece?, ¿Qué opinas?, ¿Cómo lo harías?…”

También nos está enseñando a identificar cuando la otra parte se muestra reticente, cuando no quiere algo u opina diferente, o cuando su actitud lo aleja de una posible solución del problema. Y a respetarlo. Y a proponer y animar el cambio cuando va a producir una mejora.

Es algo que nos va a servir en nuestro trabajo, pero también en nuestra vida personal. Seguro. Ya lo notamos. Con los compañeros, con nuestra familia, con los amigos. Qué bien aprender estas cosas. Qué bien aprender. Nos enriquece.

Sobre las dudas e inseguridades del profesional

Sobre las dudas e inseguridades del profesional. Me piden que escriba sobre ello. Sobre lo que no sé. Sobre lo que dudo y temo. Y es mucho. Más que lo que sé. Por eso no es difícil encargo.

Entre los miedos, el de equivocarme. El de hacer daño con mi error a un niño vulnerable, a una familia aturdida por lo inesperado. Y miedo a no saber. A no estar actualizado en mis conocimientos. A que la inercia y la monotonía o el despiste me hagan ver, oír, decir o hacer algo indebido. Y dudas sobre cómo decir a un padre y a una madre, cuando ya se sabe, que su hijo tiene autismo, o cualquier otra discapacidad. Cuando te miran con ojos vidriosos, grandes, sin respirar. Y preguntan. Yo tengo la ventaja de elegir el momento, las palabras. En un instante decido si mirar al padre o la madre al pronunciar la palabra temida. La palabra sabida.

La experiencia no ha calmado el desasosiego de comunicar a una familia que sus expectativas deben reconducirse, que su vida esperada es una vida por definir de nuevo.

Pero igual que temo y dudo, sé y confío.

Confío en que hay un camino. La calma vuelve. La sonrisa será nuevamente fácil y grandes y hermosos valores crecerán de nuevo en esa familia. Y me fuerzo a transmitir, en esos segundos breves, una señal de esperanza. Que es cierta, que conozco y siempre llega. Una vida más completa, ilusionante y rica les espera. Yo lo sé. Con firmeza. Aunque ellos no lo vean todavía.

Y por eso me gusta mi trabajo. Porque tengo la oportunidad de hacer cosas valiosas cada día. Porque acompaño y apoyo y ayudo. Y convivo cada día con valores y personas. Quizás haya pocos trabajos tan hermosos… y tan intensos.

Pedro Lozano. Psicólogo en Equipo Sidi.

Asociación AEIPI

Las Prácticas Centradas en la Familia nos acercan al respeto. En general y con mayúsculas. Respeto a la familia. A su forma de vivir. Al niño. Y nos traen estrategias que impactan en la rutina, funcionales y eficaces. Para que la familia y la persona tengan el control de sus vidas. De nuevo.

Nuestros amigos Paco de la Rioja, Tania de Portugal, Marga y Rosa de Valencia, y otros muchos,  han constituido una nueva asociación, AEIPI.  Se trata de dar cuerpo a una idea. Construir sobre una actitud común una red de apoyo que consuele, aliente y promueva un conocimiento que nos convence. Trasladar a la realidad una ilusión que necesita estrategias, herramientas, recursos y procesos que convenzan de su posibilidad.

AEIPI es un fruto germinado del trabajo de unos pioneros. Profesionales que desde el anonimato y la soledad, desde hace años, nos iluminaron un camino al que ahora otros nos estamos incorporando desde el convencimiento por la razón y la evidencia.

Es una asociación abierta a familias y profesionales, cosmopolita, innovadora, humilde e inconformista. Desde Equipo Sidi animamos a los que comparten sus ideales a unirse a la asociación…. y a los otros también. Porque necesitamos oposición y debate. Es lo que hace progresar a la ciencia y le da “vidilla”, el picante que nos mueve. Los queremos a todos. Piensen lo que quieran. Tengan el rol que tengan

Hoy ya podemos hablar de éxitos. De logros. De realidades. Ya no es solo un proyecto. Las Practicas Centradas en la Familia están siendo aplicadas en España. Y en muchos otros países. Ya son realidad. Y nosotros estamos orgullosos de ello. Y seguimos ilusionados.

El próximo Congreso Internacional es en Sidney.  Allí estaremos.  Sin duda. Sin falta.

Congreso Internacional en Belgrado, la confirmación

Congreso Internacional “Eurlyaid  Early Childhood Intervention: For meeting sustainable development goals of the new millennium”. Belgrado, Serbia.

Belgrado es una ciudad adusta, fuerte y seria. Cruce de culturas, eje del crisol balcánico, que intenta reencontrarse con un destino no elegido que le devuelva identidad.

Sus coloridas iglesias ortodoxas y su castillo frente al Danubio han servido de fondo a un congreso internacional de atención  temprana que nos ha sorprendido y emocionado.

En otras ocasiones hemos expresado nuestro entusiasmo por encontrar en nuestro

Eurlyaid, Asoc. Europa de Atención Temprana

quehacer profesional las Prácticas Centradas en la Familia. Ha significado y significa un despertar en nuestra conciencia, espíritu y profesión que no esperábamos. La ilusión nos impulsa a esfuerzos organizativos, económicos, mentales, e incluso físicos, que hasta ahora nos compensan sobradamente.

Y este congreso lo hemos vivido como una confirmación (la enésima) de la bondad de nuestra elección. Nuestra compañera Curra ha expuesto en una comunicación cómo ha sido el proceso de implementación de Equipo Sidi y cuáles son nuestras dudas y retos

Nos ha resultado tremendamente familiar y entrañable.

Cuando en los años 90 del pasado siglo nos acercamos al autismo; Equipo Sidi, al igual que todos los que formábamos la Asociación Aetapi, nos sentíamos pioneros. Éramos un grupo de profesionales jóvenes, inconformistas, generosos y sobre todo muy humildes, que buscábamos algo más para nuestro trabajo. Necesitábamos conocimiento, estrategias, técnicas, sistemas de comunicación, conceptos e ideas que por aquel entonces estaban por escribir. Y nos unimos. Y compartimos nuestras prácticas. Y los más “internacionales” de entre nosotros nos traían las últimas investigaciones, libros y artículos que fotocopiábamos y estudiábamos en la cama por las noches, guardándolos como un tesoro. Celebrar un congreso de Aetapi era encontrarnos con los amigos. Ir de fiesta. Bailar, reír y liberar tensiones de nuestro duro trabajo con el autismo. Hemos creado relaciones y amistades de por vida. Gente sencilla y sabia. Curtidos como los serbios.

El congreso en Belgrado nos ha permitido acercarnos y descubrir  a un grupo de personas de bien que, al igual que Aetapi, viven, impulsan y trabajan con una humildad y sencillez que no consiguen ocultar su sabiduría. Profesionales que comparten sentimientos y estrategias de trabajo en un todo visceral. Algunos, en zonas, casi en la clandestinidad. Con el “entorno” en contra.

Y eso nos gusta. Seguimos sintiendo la necesidad de explorar, innovar y no conformarnos.

En el Congreso, amigos de Serbia, Alemania, Estados Unidos, España, Rusia, Holanda o Portugal, se abrazan al verse como si fuesen familia. Se cuentan en un ingles mediocre, pero son ansias de comunicar sus últimas lecturas, sus miedos, su experiencia y éxitos.

Hemos compartido hotel: un barco amarrado a la orilla en un brazo del Danubio. Un cisne venía a visitarnos curioso todas las mañanas, abriéndose paso entre patos ruidosos que picoteaban viejos troncos arrastrados por el rio. Después de las ponencias, una cerveza en otro precioso y pequeño barquito convertido en salón de lectura. Este es el congreso: el encuentro.

No estamos solos. Estamos consiguiendo cambios. Nuevamente.

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